Como a las 07:00 levantamos vuelo y sin desayunar ya que el posto era un hervidero de camioneros y camiones en movimiento. Seguía el día de sol y nos pusimos en marcha rumbo a Macaé, de nuevo sobre el mar. Es una hermosa ciudad, grande como parece son todas las de Brasil. Cruzamos la ciudad y luego entramos en su playa principal: Cavallada. Una hermosa costanera, de primer nivel, rambla de madera, ciclo vía y todo de muy buen gusto. El mar verde y con islas rocosas cercanas. Belleza!. Mas adelante, a unos 20 km, otra ciudad: Río do Rastro. Otra costanera, otra belleza!, más adelante: Barra do San Joan. Cruzamos la ciudad, esta vez pequeña y cruzamos también un puente, al final, sobre el río San Joan. Al cruzar el puente pudimos ver un paisaje sobre el mar, que nos hizo buscar un retorno, cruzar de nuevo el puente de regreso y luego por callecitas llegar al lugar mágico.
Una iglesia, la segunda construida en Brasil, sobre un morro, seguida de una playa con arena de los dos lados: mar en uno y río en el otro. Coqueiros, piedras grandes para trepar, barcitos, música suave y creo que nunca vimos algo tan bonito como ese rincón del paraíso. Estuvimos unas horas caminando y disfrutando el lugar y seguimos viaje, esta vez con Buzios como próximo destino. A eso de las 14:00 hs. llegamos. Oficina de Informaciones, nos dieron plano del lugar y otros folletos, con lo que hicimos nuestra entrada triunfante a la ciudad.
Ahora estamos aquí y en la próxima les contamos de esta bellísima ciudad de Buzios, cara, carísima pero de gran calidad.
jueves, junio 16, 2005
Playas de Espíritu Santo - Miércoles 15
Tomamos el café de mañana, preparamos nuestra casita rodante y salimos como a las 09:00 rumbo al sur. La primera playa que encontramos era Guarapary. Una ciudad bastante grande con su playa y costanera. Fotos, caminata y seguimos a Nova Guarapari. Otra ciudad con una hermosa costanera que disfrutamos caminándola un buen rato.
Nuevamente al auto rumbo a la próxima: Meaípe: también otra playa hermosa. Luego Anchieta, Iriri, Piuma y seguían las playas pero a nosotros se nos estaban cruzando las arenas y confundiendo las olas. Cuantas playas hermosas !!!!. Seguimos hasta la próxima: Marataizes, nuevamente una hermosa costanera, arena y mar y nos escapamos rumbo a la BR 101 que estaba a unos 30 km, ya casi plena noche.
Seguimos por la BR unos 80 km., cruzamos una importante ciudad y a la salida un posto Texaco plagado de camiones, por lo que estacionamos también el nuestro y a dormir. Como nota pintoresca, casi al lado nuestro, una camioneta de Paraiba (estado del nordeste), con 6 personajes de los que venden redes (hamacas paraguayas) en las playas, sacó cada uno la suya y colocando la camioneta marcha atrás, a unos 3 metros de una columna, tendieron 5 redes entre la camioneta y la columna, en dos niveles, y allí se acomodaron a dormir, tapados cada uno también con otra red. El sexto en la cabina, tapando con una red el parabrisa. Era una sinfonía de colores.
También nosotros pusimos nuestras cortinas y a dormir, rodeados de todos los camiones de Brasil.
Nuevamente al auto rumbo a la próxima: Meaípe: también otra playa hermosa. Luego Anchieta, Iriri, Piuma y seguían las playas pero a nosotros se nos estaban cruzando las arenas y confundiendo las olas. Cuantas playas hermosas !!!!. Seguimos hasta la próxima: Marataizes, nuevamente una hermosa costanera, arena y mar y nos escapamos rumbo a la BR 101 que estaba a unos 30 km, ya casi plena noche.
Seguimos por la BR unos 80 km., cruzamos una importante ciudad y a la salida un posto Texaco plagado de camiones, por lo que estacionamos también el nuestro y a dormir. Como nota pintoresca, casi al lado nuestro, una camioneta de Paraiba (estado del nordeste), con 6 personajes de los que venden redes (hamacas paraguayas) en las playas, sacó cada uno la suya y colocando la camioneta marcha atrás, a unos 3 metros de una columna, tendieron 5 redes entre la camioneta y la columna, en dos niveles, y allí se acomodaron a dormir, tapados cada uno también con otra red. El sexto en la cabina, tapando con una red el parabrisa. Era una sinfonía de colores.
También nosotros pusimos nuestras cortinas y a dormir, rodeados de todos los camiones de Brasil.
Vitoria (Espíritu Santo) - Martes 14
Temprano, ya que esperaban la entrada de ómnibus de turismo, salimos de nuestro lugarcito y visitamos la iglesia matriz que justo estaba abierta para rezos de rosario. Oro en los altares y alrededores. De allí otras iglesias y una vista desde una que estaba en las alturas de toda la ciudad.
A eso de las 10:00 salimos rumbo a Vitoria por un camino secundario, que luego de unos 100 km empalmaba la BR principal. El camino bueno, todo serranía y curvas y contra curvas, grandes plantaciones de café y caña de azúcar, algunas paradas para disfrutar el viaje, un accidente en la ruta que nos retuvo una hora hasta que sacaron un camión que fue a parar a un pozo y por fin llegamos de noche a Vitoria, capital del estado de Espíritu Santo. De nuevo el río de autos, las avenida con viaductos que te llevan a lugares que no querés, los morros que hacen que todo sea curvo y el norte se transforma en sur. La opción: escapar. Embocamos el tercer puente (así se llama), moderno, sobre un brazo del mar y llegamos a la parte vieja de la ciudad. Seguimos por el Camino del Sol (con peaje), y luego de unos 30 kilómetros llegamos a Santa Mónica y descubrimos una posada pegada a un posto. Averiguamos, era como las 20:00 horas, cansados y con méritos para un buen descanso, así que adentro con gran alegría.
A eso de las 10:00 salimos rumbo a Vitoria por un camino secundario, que luego de unos 100 km empalmaba la BR principal. El camino bueno, todo serranía y curvas y contra curvas, grandes plantaciones de café y caña de azúcar, algunas paradas para disfrutar el viaje, un accidente en la ruta que nos retuvo una hora hasta que sacaron un camión que fue a parar a un pozo y por fin llegamos de noche a Vitoria, capital del estado de Espíritu Santo. De nuevo el río de autos, las avenida con viaductos que te llevan a lugares que no querés, los morros que hacen que todo sea curvo y el norte se transforma en sur. La opción: escapar. Embocamos el tercer puente (así se llama), moderno, sobre un brazo del mar y llegamos a la parte vieja de la ciudad. Seguimos por el Camino del Sol (con peaje), y luego de unos 30 kilómetros llegamos a Santa Mónica y descubrimos una posada pegada a un posto. Averiguamos, era como las 20:00 horas, cansados y con méritos para un buen descanso, así que adentro con gran alegría.
Ouro Preto - Lunes 13
Madrugamos en Lagoa Santa, después de dormir en un posto 24 horas. Tomamos la ruta a Belo Horizonte y luego de unos 30 Km. entramos en la gran ciudad. Un río de autos, avenidas amplias, viaductos, etc. Luego de bastante andar llegamos al lugar del albergue que buscábamos, pero no tenia garaje, era un barrio medio extraño, así que decidimos seguir viaje, por lo que preguntando un poco, siguiendo un auto de uno muy amable, encaramos rápido para Ouro Preto. Para quien le guste el arte sacro, iglesias cubiertas de oro y la explotación del turista, seguro que le gustará mucho, a nosotros, al igual que la vez anterior que fuimos, no nos convenció, así que luego de visitar un museo, una iglesia cerrada, caminar algunas cuadras y almorzar en un restaurante de comida minera, decidimos seguir viaje para la mina de oro y Mariana, primera capital de Mina Gerais y también ciudad histórica, a unos 10 Km. de distancia.
La mina de oro es muy interesante: te sientan en un carrito sujeto con un cable de acero y te llevan a 120 metros de profundidad. Allí bajas y podes caminar por los túneles de granito excavados, algunos con agua cristalina que al reflejar los techos da una extraña sensación de profundidad. La explotación fue de una firma alemana, a partir del 1870 aproximadamente. Molían la piedra y de la molienda separaban el oro.
De la mina a Mariana, ya estaba anocheciendo por lo que recorrimos un poco la ciudad, parecida a Ouro Preto con sus callecitas e iglesias.
Nos indicaron la Terminal Turística para dormir, por lo que allá fuimos: un lugar cerrado por una cadena, con vigilancia nocturna y en pleno centro. Nos permitieron entrar y dormimos históricamente soñando.
La mina de oro es muy interesante: te sientan en un carrito sujeto con un cable de acero y te llevan a 120 metros de profundidad. Allí bajas y podes caminar por los túneles de granito excavados, algunos con agua cristalina que al reflejar los techos da una extraña sensación de profundidad. La explotación fue de una firma alemana, a partir del 1870 aproximadamente. Molían la piedra y de la molienda separaban el oro.
De la mina a Mariana, ya estaba anocheciendo por lo que recorrimos un poco la ciudad, parecida a Ouro Preto con sus callecitas e iglesias.
Nos indicaron la Terminal Turística para dormir, por lo que allá fuimos: un lugar cerrado por una cadena, con vigilancia nocturna y en pleno centro. Nos permitieron entrar y dormimos históricamente soñando.
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