viernes, septiembre 30, 2005

Jueves 29/09 - Termas de María Grande

Nuevamente el rito de despertarnos rodeados de camiones, desayunar con un cielo nublado y a la ruta nuevamente rumbo a las Termas de María Grande, que están a unos de 100 kilómetros más adelante. Llegamos a eso de las nueve, y cinco minutos mas adelante, con el agua al cuello, se ingresa al estado de nirvana. Lamentablemente duró poco ya que se descargó una tormenta de agua y viento, que para mas escándalo sumó unos cuantos rayos y truenos, por lo que nos hicieron salir del agua y como la temperatura bajo a los cercanos cero grados (sensación térmica que le dicen . . .), urgente a las duchas de agua caliente y a vestirse de invierno. Pensabamos estar varias horas flotando, pero fueron varios minutos solamente.
Seguimos viaje entonces rumbo a San Francisco, donde visitamos un amigo diabético de Cris y luego unos tíos, también de Cris, por lo recién a eso de las 20 horas seguimos nuestro camino.
En Arroyitos, a 100 kilómetros de San Francisco y faltando otros 100 para llegar a Córdoba, otra estación de servicio nos albergó como para reservarnos para una entrada triunfal en Jesús María, a la mañana siguiente.

jueves, septiembre 29, 2005

Miércoles 28/09 - Esteros de Iberá

Temprano, con el canto de los pájaros y las sombras de los cocodrilos, desayunamos mirando verdes y las orillas de los esteros. A las 09:00, nuestro guía, Bernardo, nos invitó a subir a su lancha y emprendimos la excursión. Primero hay que buscar la orilla opuesta, pasando por un puesto de guardaparques que tomaron nota de la lancha y el número de sus ocupantes, y nos internamos por uno de los miles de "arroyos" que unen las distintas lagunas o "embalsados". El agua esta quieta y se pude maniobrar la lancha sin el motor, empujado por una larga caña: alli vimos un ciervo de los pantanos, docenas de cocodrilos tomando pacíficamente sol, carpinchos varios con y sin cría, miles de pájaros de infinitos tamaños y colores de los cuales nos llamó especialmente la atención unos negros con cabeza roja que el guía los identificó como "federales". Pudimos también desembarcar en uno de los "embalsados", que son enormes islas flotantes que dominan los esteros y que como son desplazables con el viento, hacen que los "mapas" cambien continuamente y solo los baqueanos puedan unicarse. Al caminar por ellos, se siente como ondulan bajo nuestro peso, marcando que debajo hay agua y sus pirañas. En total habremos estado tres horas sumergidos en esa riqueza de ecosistema que esperamos perdure en el tiempo, aunque el guía nos comentó de los sacrilegios que se cometen, haciendo dudar que perdure lo que todavía existe. Almorzamos en el camping y luego seguimos viaje rumbo a Mercedes, que se encuentra a otros 120 kilómetros también de tierra.
Justo al tomar nuevamente el asfalto, pocos kilómetros antes de Mercedes, giramos a la izquierda en busca del santuario principal del Gauchito Gil, que se encuentraba a unos 10 kilómetros. Seguramente que es la devosión popular que mayor cantidad de santuarios tiene, ya que las cintas rojas que los caracterizan las hemos encontrado en todas las rutas que hemos seguido, desde Ushuaia a Jujuy. El santuario fue contruido en el lugar que murió y como es lógico esta rodeado por el comercio de recuerdos que le da vida junto a la fé popular. Hice mi ofrenda con sincera devoción, compramos alguno de los recuerdos y seguimos para Mercedes donde entramos para hacer algunas compras en un supermercado.
A la tardecita pasamos por Cuatro Bocas y tomamos por la ruta 127 rumbo a Paraná, pero a unos 100 km aproximadamente entramos en una estación de servicio en Federal, donde nos acomodamos para dormir, luego de un paseo por la ciudad.
De mas está decir, que soñamos con los cocodrilos . . .

miércoles, septiembre 28, 2005

En Las Marías

Hoy martes 27 de setiembre, a las 14:15 horas, con el odómetro marcando 91668 km, salimos rumbo a Córdoba pero con varias paradas intermedias planificadas. La primera: Las Marías donde mediante una visita guiada muy bien atendida, nos mostraron los misterios de la yerba y del té junto a un grupo de porteños. Al final, degustación y algunas compras de té que necesitabamos para el viaje. Claro que para un par de misioneros los misterios no fueron tales, pero de todos modos la visita es interesante.
A eso de las 18 horas seguimos viaje y pocos kilómetros mas adelante guiramos a la derecha y por un camino de tierra de 120 kilómetros pusimos rumbo a los esteros de Iberá.
El camino es solitario y pronto nos tomó la noche, lo que le agregó fantasmas al camino, además de algunas vacas y carpinchos, pero a las 20:15 horas entrabamos al camping de Colonia Carlos Pellegrini, a orillas de los esteros.
Combinamos la excursión para el día siguiente y a descanzar rodeados de estrellas y supuestos cocodrilos que debian estar alli. . ., muy cerca...