sábado, septiembre 23, 2006

Desde la ciudad de Calama

El viaje comenzó el martes 19 de septiembre, a las 18:00, con el odómetro marcando 122.270. Salimos rumbo a Posadas, donde entramos en el super Libertad, hicimos algunas compras y a las 20:30 seguimos viaje rumbo a Corrientes pero ya bajo lluvia.
A medida que avanzábamos, la lluvia fue diluvio y al final directamente cortinas de agua con viento, por lo que al entrar a Corrientes capital, nos metimos en una estación de servicio YPF y nos preparamos a dormir unas horas, ya que además que eran las 00:30. Dulces sueños mojados.
Me desperté temprano, no llovía y a las 05:00 retomamos la ruta. Cruce por el puente General Belgrano, parada en Machagay para dejar unas fotos a la familia Serafíni que muy amablemente nos habían dejado marcar una confluencia en su campo en un viaje anterior.
Al medio día, una parada en la ruta para almorzar y disfrutar el lugar a la sombra de un algarrobo. Sopa de arvejas para Cris y las abejas, de espárragos yo.

Al seguir viaje, pensamos en Romina que estaba llegando a Jujuy y .....por qué no?. Haciendo cálculos, podíamos llegar a la noche, así que basta de paradas y a Jujuy !.
Llegamos por fin a las 20:00, celular mediante combinamos el encuentro y media hora después nos uníamos en un fuerte abrazo de alegría.
Caminamos por la calle peatonal donde estaba el hotel Augusto y se alojaba Romina. Seguimos unas cuadras más en busca de un café muy elegante, nos sentamos a tomar algo y celebrar tan extraño lugar de encuentro para una parte de la familia Wüst.
A Pegaso lo habíamos dejado estacionado en la plaza principal, frente a la catedral y cerca de otra casa rodante naranja (El locomóvil, made in casa), y como nos pareció un lugar aceptable, pasamos la noche sin ningún inconveniente, soñando con un gran encuentro familiar en algún remoto y bello lugar del mundo.
A la mañana siguiente nos vimos nuevamente en el hotel con Romina, y mientras Cris desayunaba con ella, yo me fui al A.C.A. a tramitar el registro de conducir internacional. Como la noche anterior ya me había sacado la foto 4x4 reglamentaria, en 15 minutos me lo hicieron y luego de encontrarnos con Cris en un super que habíamos ya combinado, hicimos algunas compras pensando en Chile, y al auto a seguir viaje rumbo a Purmamarca,
Paramos antes en El Volcán, ciudad de entrada a la quebrada. Visitamos un salón de artesanos y llené el tanque de combustible. Pocos kilómetros más adelante entrábamos en Purmamarca y directo al camping que ya conocíamos.
Ordenamos nuestra casa, lavamos ropa, nos bañamos con muy hermosa agua caliente, recorrimos la pequeña ciudad, su iglesia, admiramos tapices y artesanía, entramos en Internet, comimos empanadas fritas (gran error!, nunca antes de un cruce por la cordillera) y con el corazón contento nos fuimos a dormir. Había que descansar ya que mañana viernes nos tocaba el gran cruce a Chile.
Con los primeros rayos de sol que iluminaron las cumbres de las montañas nos levantamos y a prepararnos para el cruce: desayuno, hojas de coca, caramelos, galletitas y a la ruta.
Unos 30 Km. más adelante estábamos a 4170 m.s.n.m, culminando la cuesta del Lipan y comenzamos a bajar a los 3600 m.s.n.m, que por unos 100 Km. se mantiene así.
Llegamos al cruce con la ex ruta 40, y poco después a las Salinas Grandes, en la que nos detuvimos poco ya que las conocíamos. Continuando, en la primera casa que se encuentra a la izquierda del camino, un hombre haciendo dedo y por supuesto paramos: iba para Susques y era José Sarapuba, el mismo a quien le habíamos comprado la manta de lana de oveja que nos acompaña a todos lados.
Las llamas abundan a esa altura y en general son propiedad de los pobladores de la puna. Entre octubre y noviembre las esquilan y con eso tejen medias, mantas, gorros, etc.
120 Km. más delante de Susques, está el Paso de Jama donde se encuentra el límite con Chile y la aduana Argentina. Hasta Susques, Cris estuvo bien y hablando con José, pero de allí en adelante, que se llega a los 4300 m.s.n.m., comenzó a apunarse y cuando llegamos a Jama, ya no se podía mover del auto.
Hice los trámites y por suerte, en el primero de ellos, un gendarme misionero joven, de Gobernador Roca, de apellido Da Rosa, que cuando se dio cuenta del estado de Cris, nos dio tratamiento VIP y pidió que le den oxígeno. Algo la reanimó y pudimos continuar viaje.
A partir de allí, lo que se encuentran son vicuñas y en estado salvaje ya que es una especie protegida. Volcanes en las proximidades, lagunas y salares, hielo y penitentes de poca altura. La sensación es de transitar por un mundo imponente y de ser un increíble cruce de la cordillera. San Martín: más héroe!!!!!.
Continuamos viaje por la puna y Cris con los ojos cerrados y muy mareada. El camino continúa a esa altura, pero luego comienza a subir nuevamente y llega a los 4900 m.s.n.m., para comenzar una fuerte bajada hasta San José de Atacama que se encuentra a los 2400 m.s.n.m. y donde está la aduana Chilena. Por el estado de Cris, muy amablemente nos facilitaron el trámite, nos retaron levemente por tener una bolsita de coca pero dado el uso medicinal para Cris nos dejaron pasar. Realmente es para destacar las consideraciones que tuvieron para nosotros.
Salimos de la aduana, cruzamos la pequeña ciudad y estacionamos en la sombra, pegados a unas curiosas formaciones rocosas. Preparamos un café y seguimos viaje para Calama, pensando que estaríamos a menor altura.
Lamentablemente, en los 100 Km. de desierto de Atacama que separan las dos ciudades, solo se desciende 200 m pero algo es algo, buscamos una estación de servicio y estacionamos a Pegaso, una sopa caliente y a esperar la recuperación de Cris luego de un buen descanso.
A la mañana siguiente el desayuno de rigor y Cris mas recuperada, así que aprovechamos a caminar por el centro buscando una Internet y ya aprendimos que los negocios abren a las 10:00 recién.
Gracias por lo comentarios de nuestros numerosos lectores y un gran abrazo a ellos!