El sábado, luego de ver llover un par de días, aprovechamos que estaba nublado y nos largamos al Parque de Diversiones Beto Carrero (tipo Disneylandia) y por estar en Brasil, es el más grande de latinoamérica. Por cieto que es grande, tiene varios juegos "radicales" (es decir, para muy valientes) y otros para chicos, no valientes y tercera edad. Nos subimos a estos últimos porque en los "radicales" habían largas colas (jejeje...), asi que trepamos a un peligroso trensito que en determinado momento era tragado por una serpiente y además asaltado por pistoleros a caballo y armados con colt 45
También en tren fantasma y otro juegito de unos barquitos que navagaban mansamente por un recorrido de agua. Por último, al teleférico, con el que tuvimos vistas aereas del parque a la peligrosa altura de unos 10 metros.
Cris no resistió la tentación de trepar a un bravo caballo, que luego de domarlo quedó tan manso como muestran las fotos. Que maravilla!!!
También yo me atreví a acercarme a un extraño animal, aunque quizá conocido en algunos también extraños lugares
Ya eran la 18 horas y cerraban el parque, así que regresamos los 120 km a nuestra casita. En resumen, digamos que llegamos por lo menos 30 años tarde, se lo debemos a nuestros hijos y ahora también a nuestros nietos.
lunes, julio 20, 2009
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2 comentarios:
Nunca es demasiado tarde para disfrutar de la vida.
De acuerdo Manolito, pero cambia la unidad de medida
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