Luego de entrar en Internet en Río Grande, buscamos un súper para aprovisionarnos y aprovechando que todavía teniamos luz decidimos seguir viaje unos 100 Km. más. El camino se transforma en ripio y no muy agradable. Llegamos a la próxima ciudad, Tolhuin, y paramos en una YPF.
Comimos contentos una sopa y al sobre con la gran expectativa de mañana. Amaneció con llovizna y luego de desayunar, a eso de las 09:00, retomamos el viaje por el ripio y rumbo al sur por última vez. El ripio pronto se transformó en asfalto justo al iniciar el Paso Garibaldi que es por el cual se cruza la cordillera, ya que Ushuaia es la única ciudad Argentina que esta del otro lado, "del lado Chileno". El día se transformó en sol, los paisajes son hermosos, con vistas al lago Fangnano y Escondido y bosques del tipo Bariloche.
Admirando el camino, de golpe apareció Ushuaia y de entrada nos enamoramos de la ciudad. Parece como una ciudad encantada, enmarcada por las montañas, algunas con nieve, y recostada en las aguas del canal de Beagle. Además era nuestra meta soñada y la teníamos allí, esperando nuestra entrada triunfal. Era un momento importante y todo: paisaje, naturaleza, sol y ciudad se unía para darnos el marco adecuado.
Eran las 10:30, buscamos un camping del que teníamos referencias: La Pista del Andino.
Nos gustó al llegar, así que reservamos el lugar, nos dimos una duuuuuuucha de agua caliente y al centro de la ciudad para comenzar a conocerla y además almorzar como lo merecíamos.
La calle San Martín es la central, estacionamos el auto detrás del auto del gobernador (estaba reservado para este personaje), y entramos en un tenedor libre de buen nivel que nos tentó. Un par de kilos después seguimos caminando un poco (digestión (¿?) y luego a visitar el Museo Naval que esta en el edificio de la ex penitenciaría.
Muy interesante y bien montado; conocimos los presos famosos de aquella época (el petiso orejudo – Ricardo Rojas, etc.), el faro del fin del mundo, cosas navales y un par de horas después salimos rumbo a la costanera a tomar un café en nuestro Pegasso, también algo de sol, y ahora en el centro paseando, por lo aprovechamos para actualizarnos en Internet.
Nos sentimos contentos de haber llegado y en buenas condiciones, disfrutando cada momento. La verdad que no nos teníamos mucha confianza cuando salimos de Oberá, pero llegamos. Estaremos un par de días y emprenderemos el regreso quizá matizado con alguna estadía en Mar del Plata. Nos va a costar poner rumbo norte, aunque nos resta todavía descubrir la ruta 3 y toda la costa atlántica. Todavía no vimos ningún pingüino !!!!!
sábado, enero 22, 2005
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