lunes, abril 24, 2006

En La Rioja

El jueves 13 de abril de 2006, temprano, como a las 07:00 salimos de la estación de servicio donde dormimos, tomando la Ruta 5 rumbo a la capital de La Rioja que estaba a 110 kilómetros. Llegamos a eso de las 09:00, previa parada a desayunar en los "llanos riojanos".La ciudad que nos recibió nos agradó mucho, muy hospitalaria y en plena campaña para captar turistas. Nos entrevistaron para un canal de televisión y también para una radio, además de darnos folletos turísticos. Visitamos la Basílica de Nicolás de Bari, frente a la plaza y luego a un par de cuadras, el Museo Folclorico (destaque para la sala de seres mitológicos), el Mercado Artesanal y el Museo de Arte Sacro. Nuevamente rumbo a la plaza, con una parada en un cafe Bonafide donde tomamos algo en ese ambiente típico con un delicado perfume a café recién molido.Cerca del medio día seguimos viaje rumbo al norte, por la ruta 1, que rápidamente se encajona en una quebrada, bordeamos una represa y luego de cruzar un túnel, nuevamente la montaña nos atrapa. Contínuamente pasabamos grupo de jinetes y ciclistas que también iban rumbo norte, para lo que luego nos enteramos era hacia "El Señor de la Peña".Luego de recorrer unos 70 kilómetros, cerca de Aguas Blancas, había una confluencia que queríamos marcar, así que paramos en el paralelo 29° Sur y el GPS marcaba 360 metros. Una buena caminata y logramos el objetivo (ver relato en el site www.confluence.org - Argentina - La Rioja - 29° Sur 67° Oeste). Luego de 3 horas, seguimos viaje rumbo al Señor de la Peña, un lugar desértico donde hay un peñasco que tiene el perfil de Cristo. La gente, durante Semana Santa, peregrina a ese lugar y ya habían muchas carpas o campamentos semi organizados para pasar la noche o un par de noches.Sacamos las fotos de rigor y rumbo a Anillaco, recorrida por el pueblo de calles asfaltadas y una acequia con buena agua por la Avda. central, compras varias en una casa de artesanatos, pasada frente a "La Rosadita" y seguimos viaje rumbo a Aimogasta, luego cruce a Catamarca, Tinogasta, Fiambalá y luego de 15 kilómetros más de plena serranía, en el silencio de una noche de luna llena, llegamos a las Termas de Fiambalá!!!. Un lugar mágico donde estacionamos, nos pusimos las mallas y a flotar en aguas calientes cristalinas, rodeados de montañas, iluminados por la luna y estrellas. Instante detente . . .

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