Salimos de Ubatuba y como el tiempo seguía malo, apuntamos al sur decididamente. Santos la bordeamos por autopistas, también Peruíbe donde abandonamos la BR 101 momentáneamente y buscamos la rodovía San Paulo - Curitiba. Una vez en ella, a los 80 km, pasando Registro, están unos Postos enormes donde paramos una hora y seguimos viaje ya de noche. El camino pronto comienza a descender las Sierras y fue de terror: una autopista de tres carriles: en una camiones a 80 km/h, en la segunda a 90 y en la tercera a 100 km/h. Todo era un río de ruedas y una trafic pequeña, pequeñina, en la oscuridad de la noche y bajo la lluvia, buscando los huecos salvadores, con un camión delante y otros atrás, manteniendo el ritmo para no quedar aplastado. Aguantamos unos 50 km más y cuando encontramos un súper Posto a nuestra vista, entramos sin vacilar junto con otros camiones también al borde del estrés. Encontramos un lugarcito, una ducha con excelentes baños y a dormir contentos por estar en el reino de los vivos.
A la mañana siguiente, ya sin lluvia, nuevamente a la ruta para recorrer los que parecían últimos 300 km hasta Bombinhas, pero al pasar delante de la entrada a la Estrada da Graciosa no pudimos resistir la tentación y entramos a pesar del tiempo nublado y algo de niebla.
El camino hermoso como siempre, luego la serie de pueblos que hay que cruzar y por último entramos en Paranguá.
Recorrida de costumbre, seguimos por Caiobá, cruce en Balsa, Guaratuba, Joenville, y por fin, a eso de las 20 horas, llegamos a Bombinhas con el odómetro marcando 87679 km. Es decir, poco más de 6000 km recorridos.
Pensamos quedarnos aquí unos días, especialmente teniendo en cuenta el frío que hace.
jueves, junio 23, 2005
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