El destino es Cerro Colorado, un caserío que esta a unos 120 Km. al norte de Jesús María, por la ruta 9, y allí se encuentra un parque nacional como reserva de pinturas rupestres. Salimos cerca de las 10:00 y llegamos por buenos caminos bordeando campos impecablemente sembrados, hasta internarnos los últimos 10 Km. por algo de serranía y cruce de arroyos de aguas cristalinas.
El parque es modesto en lo que ofrece al turista. Pagamos $1.- de ingreso y eso incluye el guía que nos acompañó en los dos circuitos, de 100 metros cada uno quizá, en los que se pueden observar algunas pinturas rupestres de 1500 años de antigüedad. De todos modos, el paisaje y la magia del lugar es suficiente para justificar el paseo.
Luego fuimos a la casa de Atahualpa Yupanqui, unos 3 Km. desde allí por muy mal camino para el auto en algunos trechos, pero vale el esfuerzo. Se llega a la casa donde paso muchos años, especialmente los de la dictadura. La han transformado en museo y conservan el dormitorio como quizá fue usado el último día. Está al borde de un arroyo, al pié de unas sierras y sus cenizas, junto a las del Chúcaro, están en esa tierra a la sombra de un algarrobo.
No se puede dejar de escuchar su guitarra mezclado con la brisa, el golpear del agua en las piedras del arroyo y el trinar de los pájaros que aprendieron su cantar escuchándolo.
lunes, abril 25, 2005
Suscribirse a:
Comentarios de la entrada (Atom)
No hay comentarios.:
Publicar un comentario