viernes, septiembre 29, 2006

en Salta

Foto: comiendo frutos del mar en el mercado municipal de Iquique
Luego de una vuelta por el centro que no nos gustó, de poco nivel y gente con rostro no muy amable y como estábamos algo cansados, comimos algo rápido en un shopdog, muy bien decorado el local, averiguamos en una ESSO, que por $1000 ( $6.-) nos dejaban dormir. Así que estacionamos, ordenamos Pegaso y a dormir soñando con el mar.
El lunes me desperté temprano y nos fuimos a la costanera para tomar el desayuno con las gaviotas y pelícanos. A eso de las 09:00, nos instalamos en un lindo hotelito que Cris había visto y que largamente ganamos.
Nos instalamos, una buena duchaaaaaaaa de agua bien caliente, ropa limpia y a visitar la Zona Franca (una desilusión), que si bien no compramos nada, por lo menos comimos ”palta a la reina” Cris y yo una carne mechada, luego a descansar un rato, a la noche el casino (otra desilusión) y a dormir.
A la mañana siguiente, un desayuno “continental”, (no brasilero, pero tampoco el tradicional que preparaba yo a la mañana), preparamos las cosas, las dejamos en el hotel en depósito y nos largamos a pié a dar una última recorrida por Iquique.
Nos fuimos a la zona peatonal, que no era comercial sino que “turística histórica” y con varios restauran, la mayoría casas del 1890, de pino oregón, muy lindas y bien conservadas. También un tranvía histórico hacía el recorrido por la zona.
Un buen jugo de ananá, con una bocha de helado, “feito en la hora” sirvió de aperitivo ocasional.
Entramos en la Casa Española y nos encontramos con un hermoso castillo morisco, un salón comedor adornado con cuadros del quijote y mesas impecablemente servidas con copas de cristal y platos con el escudo de España.
En vez de quedarnos en la Casa Española y reventar el chanchito, nos fuimos al mercado municipal por recomendación de un dueño de restouran, donde pedimos un Jardín de Mariscos, que prometía un festín con los distintos frutos de mar de la zona. Lamentablemente no fue lo que esperábamos pero probando se aprende. Sirvió para reírnos un largo rato.
De allí nos fuimos al hotel a buscar las cosas, cargarlas en el auto y a la Zona Franca a buscar un perfume que Cris, luego de largas meditaciones, decidió comprar.
Salimos por el oeste, rumbo a las montañas que estaban allí no más, por lo que pronto teníamos una vista hermosa de la ciudad aunque con un techo de nubes espesas que son nada más que eso: nubes, no lluvia.
A unos 50 Km. llegamos a la Ruta 5, por lo que doblamos a la izquierda. La ruta en bastante mal estado, nada que ver con la impecable autopista que tomamos desde Santiago a Puerto Montt el año pasado. Más adelante, un desvío de unos 5 Km., nos acercó al cerro Pinturas, lugar que queríamos visitar. Llegamos al portón y estaba cerrado pero una camioneta de excursiones estacionada nos indicaba que había gente, así que también dejamos a Pegaso y entramos al lugar. Inmediatamente se comienzan a divisar en las faldas de los cerros los dibujos gigantes.
La técnica que emplearon es la misma que en las líneas de Nazca, en Perú. Las laderas están cubiertas de piedras negras, y al removerlas queda una superficie blanca, es decir que los dibujos no están pintados, sino que han removido las piedras. La ausencia total de lluvias las a preservado. Lo consideran el mayor mural del mundo, de unos 4 Km. de longitud,, ya que los dibujos continúan en varias laderas de los cerros.
A poco de comenzar el camino nos cruzamos con los turistas de la otra camioneta que regresaban, así que continuamos el camino solos, sobrecogidos por lo fantástico de los dibujos, el misterio que encerraban y la magnitud del paisaje.
La sensación era de estar en suelo sagrado, compartiendo con una milenaria civilización, un diálogo con sus dioses.
Llegamos a Calama ya de nochecita, así que directo a una estación de servicio ESSO, elegimos un lugar adecuado y a dormir un sagrado sueño.
A la mañana siguiente a Internet, una vuelta por el Shopping, y a Chuquicamata que está a unos 15 Km. por autopista, para visitar la mina de cobre “más grande del mundo” a cielo abierto. La visita se hacía a las 13:30, por lo que buscamos una sombra, hicimos algo de tiempo. Cris se quedó descansando y yo me enganché en el tour. Primero una charla donde nos pusieron en tema y luego al bus con el que nos llevaron a un mirador, desde donde se podía apreciar el enorme agujero que estaban haciendo a la tierra.
El cobre está en las piedras, por lo que muelen las laderas y cargan en enormes camiones. Hasta los 400 m de profundidad, por acción del oxígeno, lo que se encuentra es óxido de cobre, que luego separan con un baño de ácido sulfúrico y por procesos electrolíticos lo purifican al 99,99%.
Pasados los 400 m el cobre se encuentra sin oxidar, pero también hay que separarlo y purificarlo electrolíticamente. Actualmente el pozo tiene 900 m de profundidad y varios kilómetros de ancho. Siguen cavando con entusiasmo y piensan que por 90 años más lo podrán hacer.. Obtienen 1.000.000 de toneladas año con esas minas en Chuquicamata.
De regreso del tour nos fuimos a Calama nuevamente, otro paseo por la ciudad y luego a San José de Atacama, que está a unos 100 Km. Llegamos de nochecita, directamente a la aduana chilena. Queríamos dormir allí y salir a las 07:00 para el cruce. Nos informaron que el horario es desde 08:00 a 23:00 por lo que luego de una amable charla, accedieron a darnos la salida e incluso nos indicaron un lugar para dormir apartado de los camiones para que no nos molesten. Súper amabilidad, ¡Gracias!
A la mañana siguiente, el despertador sonó a las 06:00 (previamente a las 04:00 un dramamine), un café, preparamos los gualichos para el cruce y justo a las 07:00 nos largamos para arriba. Los 40 primeros kilómetros son de subida fuerte a muy fuerte, similar a la cuesta del Lipan, pero mas lineal, sin tantas curvas pero directo a los 4900 metros. Cris comenzó a sufrir, cerrar los ojos y rezarle a la Pachamama.
Llegamos al Paso de Jama, rápido trámite de entrada y seguimos “metiendo pata” para bajar lo antes posible.
A las 14:00, superado el Paso de Lipan, bajábamos a Purmamarca, con Cris en bastante buen estado.
Dejamos Purmamarca atrás buscando menos altura, y poco antes de llegar a Jujuy capital, encontramos un camping, El Refugio, y nos metimos allí (1.400 m.s.n.m.).
El buen baño con agua caliente, la cena que preparó Cris, la botella de champagne que destapamos para festejar el doble cruce de Jama y el cumple de Omamá( era 28 de septiembre), alejó todos los malestares de la altura. Al rato se llenó de chicos que venían de Tartagal, armaron sus carpas y se prepararon para la estudiantina.
Muy correctos todos y con el entusiasmo de los 17 años.
Al día siguiente, luego del desayuno, ordenar Pegaso y charlar con las chicas sobre la estudiantina en Jujuy a la que habían ido, salimos rumbo a Salta por el camino de cornisa, ex ruta 9 y digo ex por que lo que queda es un camino angosto, con peligrosas curvas y tránsito de camiones. Los verdes de la vegetación que recordábamos, con helechos y frutillas, fueron reemplazados por laderas resecas o quemadas, hace mucho tiempo que no llueve. Llegamos a Salta a las 14 horas, justo para dejar el auto en un estacionamiento y ocupar una mesa en Doña Salta como los últimos clientes a atender, comer unas empanadas y un plato de locro muy ricos y especiales, con sabor a Argentina. A la salida buscamos una Internet, leer e-mail y enviarlos, además de actualizar nuestra página.

domingo, septiembre 24, 2006

En Iquique

Después de entrar en Internet en Calama, nos fuimos a caminar un rato por el centro y especialmente observar una famosa fuente que en un diario que leímos de Calama, era motivo de gran controversia por tener forma de pene y tenían razón, luego a una tienda enorme de Falabella, de allí a un Shopping donde comimos una pizza de champignon y salimos rumbo a Tocopilla, que es un puerto sobre el pacífico y por lo tanto esta al nivel del mar.
Rápidamente aprendimos que al desierto de Atacama no hay que cruzarlo al medio día y menos sin aire acondicionado. Pero necesitábamos seguir bajando por lo que seguimos confiados que el muro de montañas que teníamos permanentemente frente nuestro, eran un simple espejismo. La distancia total a recorrer eran de 170 Km. y faltando unos 10 Km. según nuestro odómetro, las montañas seguían allí y el camino comenzó a serpentear entre quebradas increíbles, con las vías del tren en parte a nuestro lado y luego, al comenzar a bajar fuertemente, las vías se fueron alejando hasta formar parte del paisaje de altura.
En las laderas de las montañas se observaban agujeros que luego nos explicaron que eran de buscadores de cobre “particulares”, que cavaban su propia mina y sacaban las piedras con cobre que luego vendían a alguna empresa.
Continuando con el camino sinuoso, de repente observamos en la bruna que se había formado enfrente nuestro, algunos barcos flotando en la nada y que no podía ser otra cosa que nuestro ansiado océano Pacífico.
Llegábamos a Tocopilla y en su ingreso, un santuario dedicado a San Lorenzo, lleno de colorido y que invitaba a agradecer el haber llegado hasta allí.
La ciudad nos agradó mucho, nos pareció muy parecida a Ushuaia: limpia, ordenada, la gente muy amable y el mar dominando el paisaje. Nos dedicamos a recorrerla con el auto, entrar en el puerto y hablar con los pescadores, recorrer su costanera, buscar caracoles y admirar unos moluscos llenos de colores, de unos 15 cm de diámetro, ver pelícanos volando bajo buscando peces y barcos anclados descansando el fin de semana.
A eso de las 18:00 regresamos al puerto para cenar en el restauran de allí, que ofrecía un menú fijo de sopa marinera y filete de pescado, muy bueno, con una hermosa vista al mar y a la puesta de sol.
Otra vuelta por la parte comercial y enfilamos a una estación de servicio ESSO, en pleno centro, que con la tradicional amabilidad que hemos encontrado siempre, nos indicaron un lugar apropiado para pasar la noche. Justo estaba frente a la iglesia y pronto comenzaba la misa, por lo que Cris aprovechó para participar de ella, mientras yo preparaba la cama y ordenaba la “casa”. Luego a dormir, felices por estar a nivel del mar y en un lugar tan pintoresco.
A la mañana siguiente, domingo, llevé el auto a la costanera y allí desayunamos con vista al mar.
Luego de otra vuelta por Tocopilla, comprar hielo para nuestra heladerita y visitar un mercado municipal, salimos con rumbo norte con destino a Iquique. Son 250 Km. por un excelente asfalto con el mar a la izquierda y la montaña a la derecha. De vez en cuando aprovechábamos una entrada para ir a la costa a buscar caracoles, caminar por las toscas y explorar los mil secretos que guarda el mar. Hasta intenté bañarme pero el agua era muy fría.
A la tardecita hicimos nuestra entrada en Iquique, una larga costanera donde están los edificios y casas más importantes. Seguimos hasta el centro donde encontramos una Internet y aquí estamos actualizando nuestro diario (o semanario?)

sábado, septiembre 23, 2006

Desde la ciudad de Calama

El viaje comenzó el martes 19 de septiembre, a las 18:00, con el odómetro marcando 122.270. Salimos rumbo a Posadas, donde entramos en el super Libertad, hicimos algunas compras y a las 20:30 seguimos viaje rumbo a Corrientes pero ya bajo lluvia.
A medida que avanzábamos, la lluvia fue diluvio y al final directamente cortinas de agua con viento, por lo que al entrar a Corrientes capital, nos metimos en una estación de servicio YPF y nos preparamos a dormir unas horas, ya que además que eran las 00:30. Dulces sueños mojados.
Me desperté temprano, no llovía y a las 05:00 retomamos la ruta. Cruce por el puente General Belgrano, parada en Machagay para dejar unas fotos a la familia Serafíni que muy amablemente nos habían dejado marcar una confluencia en su campo en un viaje anterior.
Al medio día, una parada en la ruta para almorzar y disfrutar el lugar a la sombra de un algarrobo. Sopa de arvejas para Cris y las abejas, de espárragos yo.

Al seguir viaje, pensamos en Romina que estaba llegando a Jujuy y .....por qué no?. Haciendo cálculos, podíamos llegar a la noche, así que basta de paradas y a Jujuy !.
Llegamos por fin a las 20:00, celular mediante combinamos el encuentro y media hora después nos uníamos en un fuerte abrazo de alegría.
Caminamos por la calle peatonal donde estaba el hotel Augusto y se alojaba Romina. Seguimos unas cuadras más en busca de un café muy elegante, nos sentamos a tomar algo y celebrar tan extraño lugar de encuentro para una parte de la familia Wüst.
A Pegaso lo habíamos dejado estacionado en la plaza principal, frente a la catedral y cerca de otra casa rodante naranja (El locomóvil, made in casa), y como nos pareció un lugar aceptable, pasamos la noche sin ningún inconveniente, soñando con un gran encuentro familiar en algún remoto y bello lugar del mundo.
A la mañana siguiente nos vimos nuevamente en el hotel con Romina, y mientras Cris desayunaba con ella, yo me fui al A.C.A. a tramitar el registro de conducir internacional. Como la noche anterior ya me había sacado la foto 4x4 reglamentaria, en 15 minutos me lo hicieron y luego de encontrarnos con Cris en un super que habíamos ya combinado, hicimos algunas compras pensando en Chile, y al auto a seguir viaje rumbo a Purmamarca,
Paramos antes en El Volcán, ciudad de entrada a la quebrada. Visitamos un salón de artesanos y llené el tanque de combustible. Pocos kilómetros más adelante entrábamos en Purmamarca y directo al camping que ya conocíamos.
Ordenamos nuestra casa, lavamos ropa, nos bañamos con muy hermosa agua caliente, recorrimos la pequeña ciudad, su iglesia, admiramos tapices y artesanía, entramos en Internet, comimos empanadas fritas (gran error!, nunca antes de un cruce por la cordillera) y con el corazón contento nos fuimos a dormir. Había que descansar ya que mañana viernes nos tocaba el gran cruce a Chile.
Con los primeros rayos de sol que iluminaron las cumbres de las montañas nos levantamos y a prepararnos para el cruce: desayuno, hojas de coca, caramelos, galletitas y a la ruta.
Unos 30 Km. más adelante estábamos a 4170 m.s.n.m, culminando la cuesta del Lipan y comenzamos a bajar a los 3600 m.s.n.m, que por unos 100 Km. se mantiene así.
Llegamos al cruce con la ex ruta 40, y poco después a las Salinas Grandes, en la que nos detuvimos poco ya que las conocíamos. Continuando, en la primera casa que se encuentra a la izquierda del camino, un hombre haciendo dedo y por supuesto paramos: iba para Susques y era José Sarapuba, el mismo a quien le habíamos comprado la manta de lana de oveja que nos acompaña a todos lados.
Las llamas abundan a esa altura y en general son propiedad de los pobladores de la puna. Entre octubre y noviembre las esquilan y con eso tejen medias, mantas, gorros, etc.
120 Km. más delante de Susques, está el Paso de Jama donde se encuentra el límite con Chile y la aduana Argentina. Hasta Susques, Cris estuvo bien y hablando con José, pero de allí en adelante, que se llega a los 4300 m.s.n.m., comenzó a apunarse y cuando llegamos a Jama, ya no se podía mover del auto.
Hice los trámites y por suerte, en el primero de ellos, un gendarme misionero joven, de Gobernador Roca, de apellido Da Rosa, que cuando se dio cuenta del estado de Cris, nos dio tratamiento VIP y pidió que le den oxígeno. Algo la reanimó y pudimos continuar viaje.
A partir de allí, lo que se encuentran son vicuñas y en estado salvaje ya que es una especie protegida. Volcanes en las proximidades, lagunas y salares, hielo y penitentes de poca altura. La sensación es de transitar por un mundo imponente y de ser un increíble cruce de la cordillera. San Martín: más héroe!!!!!.
Continuamos viaje por la puna y Cris con los ojos cerrados y muy mareada. El camino continúa a esa altura, pero luego comienza a subir nuevamente y llega a los 4900 m.s.n.m., para comenzar una fuerte bajada hasta San José de Atacama que se encuentra a los 2400 m.s.n.m. y donde está la aduana Chilena. Por el estado de Cris, muy amablemente nos facilitaron el trámite, nos retaron levemente por tener una bolsita de coca pero dado el uso medicinal para Cris nos dejaron pasar. Realmente es para destacar las consideraciones que tuvieron para nosotros.
Salimos de la aduana, cruzamos la pequeña ciudad y estacionamos en la sombra, pegados a unas curiosas formaciones rocosas. Preparamos un café y seguimos viaje para Calama, pensando que estaríamos a menor altura.
Lamentablemente, en los 100 Km. de desierto de Atacama que separan las dos ciudades, solo se desciende 200 m pero algo es algo, buscamos una estación de servicio y estacionamos a Pegaso, una sopa caliente y a esperar la recuperación de Cris luego de un buen descanso.
A la mañana siguiente el desayuno de rigor y Cris mas recuperada, así que aprovechamos a caminar por el centro buscando una Internet y ya aprendimos que los negocios abren a las 10:00 recién.
Gracias por lo comentarios de nuestros numerosos lectores y un gran abrazo a ellos!

domingo, septiembre 17, 2006

Pegaso nuevamente en marcha

Pasado mañana, martes 19 de setiembre, seguramente saldremos a una nueva aventura que, según lo planificado, puede llevarnos con viento a favor a Cuzco como destino más lejano de nuestro hogar. El proyecto es el siguiente:
Oberá - Salta - Jujuy - Paso de Jama - Iquique - Arica - Tacno - Arequipa - Cuzco - Puno - La Paz - Arica nuevamente - Paso de Jama - San Antonio de los Cobres - Cachi - Salta y regreso. Unos 20 días probablemente.
Como siempre, por el camino trataremos de ir cargando nuestro diario de viaje en este Blogg.
La próxima entrada será seguramente desde Salta. Un abrazo a los miles de lectores.